Buscar este blog

¡Bienvenidos a mi blog!

Dedicaré este espacio a todos aquellos recursos,curiosidades y aspectos que estén relacionados con nuestra implicación en la asignatura Educación y Sociedad.
Espero que os guste y que juntos consigamos un gran trabajo :)

viernes, 4 de marzo de 2011

Éxito escolar, ¿para todos?

Una gran preocupación que tiene nuestro sistema escolar, es la del insuficiente número de personas que alcanzan con éxito los objetivos de la enseñanza obligatoria. Tras implantar dos leyes educativas y una a medias, en las últimas décadas, no se observa una variación significativa en las estadísticas del fracaso. ¿Es un problema estructural la persistencia de las cifras? ¿Son las causas y las consecuencias del fracaso escolar las mismas hoy en día que hace unas décadas?¿O quizás es que se ha de hacer un planteamiento educativo diferente a lo que se ha venido haciendo?
Esto nos lleva a plantearnos cuál es la preocupación real de nuestras Administraciones Educativas y qué se debería entender por éxito escolar para todos y todas. ¿Son estas medidas coherentes con los fines que persigue la educación básica obligatoria? ¿Responden a un análisis serio del problema del fracaso y a un compromiso por elevar el nivel de éxito escolar de toda la población o se trata de medidas mediáticas?.
Éxito escolar
Una primera cuestión a debatir sería el concepto de “éxito escolar”, quienes y cómo intervienen en él, si es alcanzable por todo el alumnado y en qué condiciones.
¿Podemos asegurar que todo alumno o alumna que aprueba dentro del sistema educativo actual es una persona con “éxito escolar” o nos estamos refiriendo a “éxito académico”? Cuando identificamos éxito o fracaso exclusivamente con las notas, no estamos asegurando más que ha alcanzado una serie de objetivos académicos, que pueden tener que ver con su desarrollo individual y social o no tener relación. No obstante, desde una sociedad y un sistema selectivo que valora el título de forma “comercial”, como elemento de promoción personal, obtenerlo tiene importancia.
Si, por el contrario, y tal como se plantea en los fines de la educación obligatoria, el éxito escolar está relacionado con la adquisición de saberes básicos, el desarrollo integral del alumnado, su capacidad para incorporarse a la vida adulta y al ejercicio de la ciudadanía de manera satisfactoria, así como mantener una actitud de aprendizaje a lo largo de su vida; el concepto de éxito se amplía.
Una concepción más profunda de éxito o fracaso escolar se referiría no sólo a disminuir los índices de fracaso “académico” sino a que el modelo educativo esté orientado a preparar a todo nuestro alumnado para desenvolverse con éxito en los diferentes ámbitos de vida (familiar, relacional, profesional, laboral y social) como individuo y como colectivo, con capacidad crítica y de transformación social. Éxito sería ofrecer todas las posibilidades de formación a todo el mundo, ofreciendo mayores recursos a quien presenta más necesidades y certificándolo con un título generalizado. Esto nos llevaría a replantearnos la validez del modelo educativo actual, como uno entre los varios agentes que influyen en el éxito o fracaso del alumnado. Habría que replantearlo en cuanto a su estructura organizativa, contenidos, metodología, actuaciones y recursos que promueve para alcanzar este objetivo.
Así pues, partiendo del sistema educativo que tenemos ¿es posible el éxito de todos y todas? Parece que no. Es este un sistema que persigue el éxito, la excelencia, de una parte del alumnado, lo que hace que necesariamente otra parte no la consiga o se le dificulte. Es un sistema, además, que sigue un modelo social selectivo, con el que es coherente. Un modelo social que necesita disponer de alguien que llegue a lo más alto, pero también los estratos más bajos. Priorizar la excelencia de parte del alumnado requiere que el sistema actúe, con quien va mal, separándole, rebajando sus expectativas, etc. mientras revaloriza opciones más “seleccionadas” o elitistas. La ayuda al fracaso así debe quedar fuera del sistema, como algo hecho en paralelo y dedicado muchas veces a cubrir el tiempo de quien fracasa, a que “por lo menos...”
Desde un sistema selectivo de este tipo se dice dar respuesta a una “demanda social” separando a quien va mal. Se prolonga así la idea selectiva de la sociedad al sistema educativo. El problema añadido es que hacer programas de ese tipo evita que haya un programa más real y global, que sirva a todo el alumnado.
Las alternativas institucionales educativas que se están dando responden a este modelo, y hacen un análisis diferente del fracaso escolar del que planteamos inicialmente. A veces parece que ni siquiera se hace una reflexión seria que conduzca al éxito para todas las personas, a la superación del fracaso. Mientras que el tanto del éxito se lo apunta el sistema, el gol del fracaso es de cada individuo. Por esta razón, las alternativas buscan “sacar de la bolsa del fracaso” a las personas, sin cuestionar el modelo educativo, y a la propia sociedad.
Observamos, con frecuencia, que la apariencia de solución del fracaso, a menudo se convierte en un parche que evita el fracaso por un lado, y lo agranda por otro. Por ejemplo, cuando se hace una propuesta de apoyo al alumnado que está a punto de aprobar ( con una o máximo dos materias suspensas) y se abandona al que se considera un “suspenso seguro”, la meta no es el éxito para todo el mundo, sino la aceptación de que siempre va a haber personas fracasadas escolares y no se puede hacer nada. Se opta por dedicar los recursos (que no son infinitos) a parte del alumnado, y no a la de mayor índice de fracaso.
Somos concientes de que la educación no es el único motor de cambio social que existe, y que aunque cambiáramos el modelo, esta sociedad individualista y competitiva no permitiría alcanzar el éxito a todo el mundo. Nos preocupa que aquellos sectores más desfavorecidos socialmente sean los más proclives al fracaso, y que los más favorecidos económica o culturalmente lo sean al éxito. Sin embargo, se debería potenciar un tipo de reflexión que condujera a cambios significativos dentro del sistema educativo, que ofrecieran mayor número de posibilidades reales al mayor número de personas, de todos los sectores de población. Nos referimos a enriquecer el sistema y no a empobrecerlo ofreciéndole vías únicas, como es pensar sólo en la profesionalización, ofrecer modelos educativos homogéneos, etc.
Una de esas reflexiones sería la de constatar que hablar de éxito escolar, entonces, es hablar de algo más que de estadísticas de aprobados o suspensos. Las consecuencias de culminar o no la enseñanza obligatoria y de que lo haga todo el alumnado con independencia de sus condiciones iniciales, así como del proceso que se sigue, afecta a otros ámbitos que no son sólo al propio alumnado o los centros educativos.
Si os interesa consultar el documento completo, aquí os dejo la página:

No hay comentarios:

Publicar un comentario