La adolescencia es una etapa de cambio, de crecimiento, de construcción de la identidad. Una etapa en la que resulta imposible pensar sin tener en cuenta el conflicto del adolescente consigo mismo, con su medio inmediato -grupo familiar, compañeros de aulas y amistades- y con el medio sociocultural. Los conflictos se convierten en esta etapa de la vida en un elemento estructurante porque ocupan una posición central en el crecimiento de los jóvenes, pero un dato revelador es que confían en el diálogo y en la mediación para afrontarlos y resolverlos.
Así lo revela el estudio Conflictos en la adolescencia. Los protagonistas toman la palabra. Un estudio que nació con el objeto de conocer las percepciones de los adolescentes españoles acerca de los conflictos a los que se encuentran expuestos en las aulas y en las familias, y que ha sido realizado por la ong independiente y laica Liga Española de la Educación y la Cultura Popular.
De este trabajo de campo se han obtenido interesantes resultados, y uno de los más significativos es que el 79,6% del total de las chicas encuestadas y el 70,4% de los chicos consideran que la mejor manera de afrontar los conflictos en el aula es mediante el diálogo, explicándole a la otra persona que lo que ha hecho no está bien. Y como segunda opción, la solución que aportan es la mediación, esto es, ayudar a hacer las paces (69,5% de las chicas y 67% de los chicos). Solo el 2,4% de las estudiantes y el 9,5% de sus compañeros varones defienden la violencia física como medio para resolver problemas.
La investigación recoge también los problemas más relevantes en las relaciones entre iguales en las aulas y, a juicio de los encuestados, el principal problema lo constituyen las burlas, debido al impacto socio-emocional que tienen en la formación de la identidad. Otro conflicto lo origina la alteración del orden en clase. Y otros problemas surgen por la falta de respeto y por la falta de tolerancia.
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